Una docena de municipios sevillanos cerraron el año 2011 debiendo a bancos y cajas más de 600 euros
por cada uno de los vecinos inscritos en su padrón, según los nuevos datos sobre la deuda viva de
las corporaciones locales que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas ha hecho
públicos a través de su web. En su conjunto, la deuda de los consistorios sevillanos se redujo entre
2010 y 2011, en un 1,55%, hasta sumar algo más de 859 millones de euros, de los que la mayor parte,
452 millones son deuda de la capital, donde la reducción fue del 0,54% en un año. Los 104
ayuntamientos restantes y la Diputación deben casi 408 millones a bancos, cajas de ahorros y
cooperativas de crédito y la amortización de deuda fue proporcionalmente mayor, de un 2,75% con
respecto al año 2010.
Pese a la tendencia a la baja en su conjunto, 26 ayuntamientos aumentaron su
deuda bancaria durante 2011, un año electoral -en mayo hubo comicios locales y en noviembre
generales- y en el que algunos municipios siguieron acudiendo al crédito para pagar las nóminas o
para hacer frente a otros gastos corrientes o deudas, antes de que las medidas contra el déficit
público comenzaran a poner férreos límites en ese sentido.
En el ranking de deuda bancaria por
habitante, el Ayuntamiento de Gerena se sitúa a la cabeza, con 885 euros por cada uno de sus vecinos
(casi 6,2 millones de euros, pese a la reducción del 13% con respecto al año 2011); le sigue Alcalá
de Guadaíra, con 860 euros por habitante y el montante total más alto de la provincia excluyendo a
la capital: más de 62 millones de euros, que también se redujo con respecto al año anterior. Tras
ellos se sitúan Lebrija (860 euros por habitante) y Almadén de la Plata (con poco más de 1.500
vecinos y 1,2 millones en créditos). Con más de 700 euros por habitante están Morón, Palomares del
Río y Écija. Y con más de 600 se colocan el propio Ayuntamiento hispalense y municipios con menor
población como Umbrete (603 euros); La Luisiana (628 euros por cada uno de sus 4.622 empadronados);
Montellano (601 euros por cada uno de sus 7.179 vecinos) y El Madroño, la localidad más pequeña de
la provincia, que multiplicó su deuda de forma exponencial hasta los 231.000 euros con tan sólo 334
habitantes empadronados. Es decir, debe 691 euros por cada uno de ellos.
En el lado opuesto se
sitúan siete consistorios que durante 2011 lograron sortear la crisis y la caída de ingresos sin
acudir a los créditos. Fue el caso de Alcolea del Río, Pruna, El Roquillo, Salteras, Villanueva de
San Juan y La Rinconada. Tomares fue el único caso que logró saldar los 221.000 euros que debía a
bancos y cajas en 2010 para cerrar 2011 sin deudas de este tipo.
Pese al valor indicativo que tienen
estos datos, no son del todo determinantes de la solvencia de un Ayuntamiento. Además, en muchos
casos, esas deudas bancarias aumentarán de forma importante a lo largo de 2012, cuando la aplicación
del real decreto 4/2012 que regula el proceso excepcional de pago a proveedores vaya convirtiendo en
deudas bancarias todo el pendiente de pago que los ayuntamientos tenían hasta ahora con empresas y
autónomos por bienes y servicios suministrados o por obras realizadas. Según las cifras no
defitivas, el conjunto de los ayuntamientos sevillanos ha presentado facturas por un montante total
de 304 millones, lo que elevaría a más de 1.160 millones de euros las deudas de las entidades
locales de la provincia, incluyendo a la Diputación y algunas mancomunidades.
Uno de los ejemplos
más gráficos de lo que ocurrirá este año es el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca. Cerró el
año 2011 con una deuda viva de 11,2 millones de euros, unos 300 euros por habitante, pero acumulaba
casi dos veces esa cantidad en deuda a empresas, 21 millones de euros más a los que tendrá que hacer
frente con créditos que ha firmado hace unos días con once entidades financieras y que en los
próximos diez años le supondrán más de 8 millones en intereses. Teniendo en cuenta ese dato, su
deuda por habitante se elevará a más de 800 euros. También Alcalá de Guadaíra, acumulaba una
cantidad similar de deuda a proveedores, que tendrá que transformar en bancaria en próximos
ejercicios.